Si bien existen diferentes estrategias al momento de invertir en acciones, la inversión en valor (value investing en inglés) y la inversión en crecimiento (growth investing en inglés) destacan entre los enfoques más conocidos.
¿Qué es la inversión en valor?
Es una estrategia orientada a identificar empresas cuyas acciones se encuentran a un precio inferior a su valor intrínseco, esto es, a lo que realmente deberían valer. El concepto fue desarrollado por Benjamín Graham y David Dodd en 1934, y se popularizó en el libro “El Inversor Inteligente” que Graham publicó en 1949.
Un inversor en valor es alguien que no sigue la corriente, sino que toma decisiones en función de su propio análisis sobre los fundamentos de la empresa. Considera que el mercado no es eficiente, razón por la cual los precios no reflejan con precisión los valores intrínsecos de las cosas. Esta discrepancia entre precio de mercado y valor intrínseco es la base de la inversión en valor.
Un inversor en valor aprovechará las sobre-reacciones del mercado para comprar acciones que se venden por debajo de su valor intrínseco (o para vender aquellas que se encuentran por encima).
¿Qué es la inversión en crecimiento?
Es una estrategia cuyo objetivo es invertir en empresas “jóvenes” que están obteniendo ganancias superiores al promedio del mercado, las cuales se espera continúen incrementándose.
Un inversor en crecimiento está dispuesto a comprar una acción por encima de su valor intrínseco actual, con la expectativa de venderla a un precio aún más alto en el futuro.
Las empresas en crecimiento por lo general no pagan dividendos ya que reinvierten todas sus ganancias. En consecuencia, la “apuesta” de un inversor en crecimiento pasa casi que exclusivamente por la expectativa de un aumento en la capitalización de la empresa, y del consiguiente precio por acción.
¿Inversión en valor, en crecimiento, o ambas?
El contrapunto entre ambas estrategias es de larga data. Y cada una puede mostrar sus pergaminos. En esencia, ambas tienen un mismo objetivo, comprar barato y vender caro. Simplemente lo hacen de diferentes maneras.
No es necesario decidirse por una estrategia cuando puede adoptarse un enfoque híbrido o combinado que contemple ambas y nos permita beneficiarnos de la diversificación.
Y esto puede hacerse de una manera muy simple. Basta con invertir en alguno de los tantos fondos que siguen al S&P 500.
Interesante!